El pasado lunes tuve una
entrevista de trabajo con un empresario de los que yo creía extinguidos con la
crisis, pero resulta que aun sobreviven y al parecer reforzados. Como es lógico
hablo del gremio de la construcción.
El trabajo es de encargado de
obra y me ofrece el trabajo a 225 km de mi casa costeandome yo el
desplazamiento (tanto de dinero como de tiempo) y el alojamiento si decido
quedarme toda la semana. Por 70€ al día con todo incluido, ósea sin derechos de
finiquito ni vacaciones ni nada y con un alto porcentaje de la nomina en dinero
negro. Ósea que la cuenta es la siguiente:
35€ diarios de gastos de
desplazamiento o alojamiento (según el caso) por 21 días 735€ al mes, que
seguro es una estimación a la baja. 70x21=1470; 1470-735=735€ con todo incluido al mes estando toda la semana fuera de casa o
saliendo de casa a las 5 de la mañana y llegando a las 8 de la noche y esto es
lo que menos me importa porque yo lo que quiero es trabajar pero en unas
condiciones dignas.
Yo entiendo que ya lo pillara
mucha gente, que ese es el problema que encontrara alguien en esas condiciones, pero también entiendo que tenemos que pelear y
trabajar para conseguir un sueldo digno para poder afrontar los gastos
de una familia y volver a poner en marcha el País fomentando el consumo. Y margen hay, sobre todo en la construcción.
Dicho “pistolero” (pues así se llama a los
empresarios que aportan personal a las obras) le trabaja a empresas de renombre
como: Acciona, Ferrovial, Dragados, etc. Pero eso es lo de menos pues todas son
iguales, lo que si me sorprende y me pregunto es que si esas empresas, las
obras que están haciendo son para alguna administración pública, que lo son ¿cómo
y de donde sale el dinero negro? ¿Tan difícil es controlarlas? ¿Por que las
administraciones, sean las que sean, consienten pagar menos de lo que valen las
obras? ¿Por qué se adjudican obras con bajas de hasta el 50 o 60%, si las obras
se valoran correctamente ¿Dónde está el dinero que hay de diferencia?
De todas estas preguntas todos
sabemos las respuestas y si seguimos en esta línea mal vamos. Lo preocupante de
esta situación es que la culpa no es del “pistolero”, que desgraciadamente
encuentra personal con esas condiciones, la culpa es de quien lo permite, pues
cuanto más baratas salgan las obras más hay para repartir.
Esta es la realidad de la
situación y al parecer no hemos aprendido la lección, no sé qué tiene que
ocurrir para que nos demos cuenta de que hay que pagar por las cosas lo que
valen no lo que quieran pagar unos cuantos aprovechándose de la situación que
atravesamos, evitando pagar impuestos y fomentando la economía sumergida y el fraude fiscal, así
no vamos a ninguna parte.